viernes, 28 de junio de 2013

Me hace daño verte

Me hace daño verte.

Es duro verte sabiendo que no me miras, que son muchos los que te rodean, pocos los que te importan y menos los que cuidas.

Me hace daño verte.

Duele tenerte cerca y sentirte lejos. Es duro quererte, ver que nunca llegaré a merecerte y que amaré a un espejismo hasta que mis heridos sentimientos me condenen a muerte.

Me hace daño verte.

Sufro sabiendo que no descubrirás esto, que no sabrás que mi alma te pertenece, que te llora cada rincón de mi cuerpo, que el único motivo por el que no me siento vivo es porque no quiero vivir sabiendo que no te tengo.

Me hace daño verte.

Me daña fingir que no pasa nada, mirarte a la cara mientras muero por darte un beso, sonreír en silencio mientras lucho contra este secreto que me desgarra el alma.

Me hace daño verte.

Me hiere saber que no puedo alcanzarte, que nunca cumplirás mis sueños, que no vendrás para apagarme, que si no estás ardo por dentro.

Me hace daño verte, pero más duele no encontrarte. Por eso, mientras siga vivo, seguiré buscándote sin descanso.

Te querré aunque me duela en cada centímetro de mi cuerpo.

Gracias por ser el dolor más dulce.


Flautista.



miércoles, 26 de junio de 2013

No lo olvides...

No olvides que puedo huir,
puede que siempre no esté presente.
Dejé de ser tu animal,
ahora soy mucho más fuerte.

No olvides que puedo huir,
si no me cuidas me irás perdiendo.
Rompí cadenas, tiré el bozal,
me preparé para salir corriendo.

No olvides que puedo huir,
el mundo no gira en torno a tu ombligo,
puedo renacer, correr, volar
y olvidar que tuve un corazón herido.

No olvides que puedo huir,
que perro con hambre muerde a su dueño,
que puedo llenarte de felicidad
o llenar de pesadillas tus mejores sueños.

No olvides que puedo huir,
que por ti no acepto entregarme a la muerte.
Valora lo que tienes, cuida a los demás,
¿Quién sabe si mañana cambiará tu suerte?



<<Te quiero, pero no más que a mí>>

Flautista

lunes, 24 de junio de 2013

Incoherente...

Siempre tendía a buscar el amor en las manos equivocadas, a mendigar el cariño de unos ojos que no devolvían la mirada, a soñar con unos besos que volaban a otros labios, y, de tanto mirar a lo lejos, nunca percibió lo que le rodeaba.

Solía entregarse sentimientos de segunda mano, a un calor inerte que secase sus lágrimas, a un deseo de sentir que alguien quería compartir sus noches, de encontrar a alguien capaz de luchar por sus sueños, de ofrecerle la luna para que fuera feliz y de hacer que cada despertar fuera mágico sabiendo que despertarían juntos.

La lluvia fue compañera de sus soledades, espejo del llanto de amores no comprendidos, recuerdo de tiempos pasados en los que los corazones eran sinceros y los sueños emitían un aroma que podía tocarse con el roce de los dedos.

La desdicha acompañaba sus mañanas, el miedo arropaba sus anhelos y, como un animal enjaulado, cada vez se escondía más bajo su rígida armadura, bajo el cofre que escondía su infelicidad y mostraba al resto una sonrisa que hacía que ardiese por dentro.

Poco a poco se iba muriendo, y yo no me atrevía a confesarle el amor que siempre le quise entregar.

<<Te querré más de lo que piensas, aunque nunca lo hubieras imaginado.>>

Flautista.

domingo, 23 de junio de 2013

Carta a un sueño...

Hoy he vuelto a soñarte, pero no logré encontrarte al abrir los ojos. No quería despertar, no quería aceptar que estuvieras lejos, que yo estaba sólo y que nadie llegaría a conocer este sueño secreto.

Sin embargo, a veces creo que debo buscarte. No sé qué hacer, no sé cómo reaccionarías si algún día descubres la verdad, pero, sin darme cuenta, creo que me estoy muriendo poco a poco, que me acostumbro al dolor de tu ausencia como una herida que deja de sangrar, pero me mantengo vivo con la falsa esperanza de que algún día logre reunir las palabras adecuadas, encontrar el calor que me haga seguir adelante y lograrte decir esas palabras con las que nunca volveré a tener frío. Aún así, sin ti me siento perdido, loco, y me resigno a aparentar ser un valiente mientras que mis textos demuestran que soy un cobarde, que no sé qué hacer para merecerte, o para hacerte ver que lo estoy intentando.

Siento que nací en un mundo equivocado, un mundo donde el miedo al rechazo tiene más fuerza que los comienzos bonitos, donde la vida crecerá haciéndome caminar solo, donde no viviremos planes de domingo, donde las baladas no hablen de nosotros y el piano del tiempo haga que caigan en un olvido sordo todos los sueños que nunca viví contigo.

No obstante, el viento siempre me dijo que debo seguir esforzándome, que algún día seré fuerte, que creceré, volaré y lograré encontrarte, que llegará un día en el que no hagan falta mentiras, en el que las sonrisas sean sinceras y no necesite fingir una felicidad que me destruye por dentro, que me desmorona como un castillo de arena, que demuestra que soy débil si no te tengo y que necesito que todos mis pasos me lleven hacia a ti.

No sé muy bien si algún día haré que seas consciente de todo esto, que entiendas que eres mi sueño de las noches de verano, el motivo por el que cada día salgo a la calle e intento seguir adelante, mi refugio en los días de lluvia, mi calor en los días soleados y la única causa por la que cada día estoy dispuesto a sonreír de nuevo.

De todos modos, quiero que sepas que siempre te he querido, que lo sentido por ti es algo sincero, algo capaz de parar el tiempo, de ofrecer a mis oídos la música que nunca habían escuchado, de hacer que la vida sin ti me haga sentir pequeño y débil, pero que el mero hecho de saber que me miras me convierta en un gigante capaz de plantar cara a cualquier Don Quijote que intente importunarme.

Por tanto, concluyo esta carta deseándote la felicidad que yo nunca supe ofrecerte, la alegría que yo no pude darte y los besos nonatos que murieron al no aprender cómo volar de mis labios.

Gracias por bailar conmigo la danza que algunos poetas locos llamaron vida.

Te querré hasta que pongamos final feliz a nuestro cuento.

Flautista.

sábado, 22 de junio de 2013

Tragicomedia...

Siempre hay más
de mil maneras de amar
un recuerdo que, en verdad,
no creció fuera de un sueño.

Fuiste el mar,
en tu cuerpo quise nadar,
pero no pude respirar
y yo me hundí en ese tormento
de una historia sin final,
agridulce, como un beso.

Nunca encendí la luz
que me guiase a tu portal,
perdido yo no supe andar,
y me tumbó el sufrimiento
de luchar solo y caminar
sabiendo que te llorarán
dos mil rincones de mi cuerpo.

Ahora quiero enloquecer,
sentido no veo a vivir sin verte
pues no es vida para mí
respirar sin poseerte,
no alimentarme de ti,
no dejar que me hagas fuerte.
De nada sirve vivir
cuando sin ti sólo hay muerte.

Desafiné mi alma cuando quise buscarte,
mis ojos lloraron sordos cuando no pudieron verte,
siempre fue un gusto imaginarte,
siempre soñé retenerte,
y nunca logré contarte
que en mi cuerpo creció fuerte
un amor que aún hoy palpita,
un sentimiento que es perenne,
no caduca, no marchita,
un anhelo de tenerte,
de poder darte mi vida,
dejar que el tiempo nos lleve
siempre hacia un nuevo día
donde pueda concederte
canciones, versos y alegrías,
donde el mundo envidie mi suerte
por compartir contigo mi vida,
porque, contigo, nunca más llueve.

<<Hay tragedias que te marcan, que condicionan tu destino. Sufro la peor de todas: no vivir una vida contigo>>

Siempre serás un motivo para seguir escribiendo.

Flautista.


jueves, 20 de junio de 2013

Invierno...

Cuando vivir
duele más que soñar
prefiero dormir,
aunque sigo despierto.

Si hoy duele amar
mucho más que sentir
intento ocultar
que por ti ya estoy muerto.

Duele fingir,
me cansa el antifaz
con el que intento redimir
lo que por ti estoy sintiendo,
pero es duro aceptar
que tú eres cielo, yo soy mar
y no te logro alcanzar
ni en mis más hermosos sueños.

Hoy no duele llorar,
mis ojos ya murieron secos,
cansados de invocar
un futuro que es incierto,
en el que me logras calmar
como lluvia en un desierto.

Ya no voy a gritar,
sólo esperaré a la muerte
pues vivir es un puñal
que se clava al no tenerte,
al vivir un invierno mortal
en el que mi alma no se deshiele
ya no me sirve soñar,
vivo y muero por quererte.

jueves, 13 de junio de 2013

Carta de agradecimiento

En el reino de los cobardes me hiciste querer ser un valiente.

Sin que tú te dieras cuenta, cada día intenté ser mejor persona. Luché por convertirme en alguien mejor, por merecer todo lo que ofreces a los demás, por despertar una sonrisa en tu rostro y dormir las lágrimas que derramo al saber que no estás cerca.

El tiempo fue testigo de mis esfuerzos por tenerte, de mi lucha contra el olvido intentando abrirme espacio en tu mente, muriendo ante la idea de un futuro en el que no te encuentre, ante la obra de teatro que vivo sin sentido sabiendo que tú no la protagonizas.

Pero cada intento de conseguirte me llovió en mil fracasos, cada beso que no te di floreció en mil puñales, cada "te quiero" que no me atreví a decir desafinó mi alma, y en la primavera de tu ausencia sólo espero dejar de temblar algún día, superar mis miedos, dejar de ocultarme y demostrarte que siempre fuiste el sol que calentó mis días.

Sin embargo, el miedo a tu rechazo se apodera de mí. Si no te tengo cerca no sé caminar, no quiero moverme si eso hace que me arriesgue a perderte, y, si mis pasos no se dirigen a ti, no tendrá sentido seguir caminando.

Por eso, ahora sólo puedo esperar, derramarme en estos textos que intento que comprendas, entregar mi alma en cada letra y hacerte ver que te pertenece, que nací para buscarte, que viví para quererte y que moriré por encontrarte, por lograr que algún día te quedes y los amaneceres dejen de desnudar un alma que se vació hace tiempo, que siempre quiso vivir para beber de ti.

Por último, sólo puedo despedirme dándote las gracias, mostrándome complacido ante la idea de tu existencia. Ten en cuenta que este agradecimiento es sincero. Siempre dolerá no tenerte, pero nadie escoge lo que siente, y yo no puedo obligarte a buscarme cuando no quieres que yo te encuentre. De todos modos, debo darte las gracias por todo, por enseñarme que la vida es un camino de rosas y puñales y porque, aunque no lo sepas, siempre fuiste un motivo para intentar ser mejor persona.

Te querré hasta que un deshielo derrita nuestros cielos.

Gracias por todo, tu desamor me ha hecho más fuerte.

Flautista


sábado, 1 de junio de 2013

Alma muerta

Hoy ya no quiero llorar,
mi alma rompiste en pedazos;
ya no te puedo buscar
ni volver sobre mis pasos.

Hoy empiezo a comprender
que no alumbrarás mis noches
pero harás que la tristeza
de mi pecho siempre brote.

Pero no quiero llorar,
no quiero que sepas nada,
tú ya me enseñaste a amar
y a recibir estocadas.

Nunca sabrás qué sentí
cuando tú estuviste cerca.
Nunca sabrás que, por ti,
mi alma aguantó fuego y flechas.

Pero no voy a llorar
por amor que no he tenido,
nunca te voy a mostrar
lo que por ti yo he sentido.

Ahora me toca fingir,
sonreír cuando te acercas,
resignarme a tu amistad
aunque mi alma se muera
por poderte demostrar
que mi vida a ti te entrega,
que no quiero caminar
si mis pasos hoy me alejan
de un futuro junto a ti,
del momento en que tu sientas
lo que yo siento por ti,
que, sin ti, mi alma está muerta
y yo no quiero morir
sin hacer que tú comprendas
que por ti aprendí a vivir,
que siempre me diste fuerzas
para avanzar y seguir
luchando con cielo y tierra
intentando conseguir
que algún día tú comprendas
que mi vida es para ti,
que, sin ti, mi alma está muerta.

Ícaro

Cuanto más cerca del Sol logro volar, mayor es el impacto de mi caída. Puede que sea mi osadía la que tenga que lamentar mientras me ha...