martes, 23 de abril de 2013

Poeta muerto...

Mi vida es un conjunto de sentimientos frustrados e inseguridades acumuladas.

Nací en el hogar de la desconfianza, donde te enseñan que los sueños existen para no cumplirlos y, atrapado en un cuerpo envejecido, descubres que cada día es tarde para alcanzar un nuevo deseo.

Crecí en el reino negativo, donde el "no" habita como concepto, donde las aspiraciones marchitan; donde siempre te vencen los retos; donde las metas, desde la lejanía, muestran que nunca llegarás a buen puerto.

Pero mi vida ya no es vida, es el más triste de los cuentos. Vivo un cuento de rosas de espinas, donde cada pétalo muere de sufrimiento, de sufrimiento en un invierno que a mí nadie me ilumina.

Mi vida nunca fue vida, mi vida es mi tormento. Vivo el tormento de la torre vencida, de la soledad como compañera del lamento, de los corazones que mueren sin compañía donde el único triunfo es saber que aún no estoy muerto.

El amor me contamina, por él estoy muriendo. Dos rechazos tuve en vida, pero el tercero no te muestro. Para que no agrandes la herida no te cuento lo que siento, no te digo que por ti vuelve a ser de día.

Mi vida ya no es vida, es el más incompleto de los versos, versos que mi alma olvidan, versos que esconden mi lamento, donde los silencios ahogados gritan, donde sonrío tapando mi sufrimiento aunque mi alma se desgarre con mi sonrisa, aunque nadie sepa que muero por dentro.

Con esto llego a mi final, espero el acorde perfecto, pero dejé de creer en codas felices en las que soy protagonista del concierto. No tengo fuerzas para cadenciar. No vivo, no concluyo. Hace tiempo que estoy muerto...

sábado, 20 de abril de 2013

Sueños y estaciones

Como si de un sueño se tratase, me quedo paralizado cada vez que me miras.

Soñar siempre es algo maravilloso, especialmente desde que sé que en mis sueños puedo encontrarte, que no te alejas, que vives en mi cabeza y nada puede separarnos. Sin embargo, los sueños se terminan y, casi sin darme cuenta, me sorprendo cantando nanas al Sol para que llegue la noche y pueda volver a alcanzarte. No obstante, todas las noches muero un poco por dentro cuando te miro en sueños y siempre me dices la misma frase:

"No soy real".

En ese momento todo desaparece, y recuerdo que no estoy contigo. Rodeado de sudor, mis sábanas lloran tu ausencia sin una Luna que las escuche, y mi cuerpo, echándote de menos aunque nunca hayas llegado, muere de deseo mientras tiene hambre de ti, mientras añora tu sabor como si fueras el más adictivo de los manjares.

Así vuelve mi realidad, una realidad de piedra gris, en la que te pienso para seguir vivo; una realidad fría como el mayor de los glaciares, en la que buscar tu calor es lo único que me hace luchar contra el invierno.

De este modo, el tiempo pasa y la primavera me recuerda que no llegas, que mis sueños se mueren con el deshielo y que tú no apareces más allá de mi mente. Y yo, alérgico a la distancia, veo cómo mi vida empieza a perder el sentido si no eres parte de ella, mientras espero que todo concluya en un otoño infinito, pues hace tiempo que te llevaste el verano y yo dejé de sentir calor por no tenerte cerca.

Por último, sólo puedo desearte que seas feliz, que alguien te de todos los besos que nunca me atreví a entregarte, que te abracen cada noche y hagan en tu nombre las canciones más bellas jamás escuchadas.  Yo, mientras tanto, me marcharé sin hacer ruido. Mi papel en este sueño ha terminado y puede que algún día logre despertar a tu lado sin necesitar volver a soñarte.

Siempre serás el motivo por el que soñar un poco más.


Flautista.

domingo, 7 de abril de 2013

Enjaulado...

Si hay algo que duela en esta vida es tener que vivir preso de mis emociones.

Necesitaría ayuda para romper barreras, para que el suelo no se agriete bajo mis pies si intento acercarme a ti, para que el espejo deje de mostrarme la cara de un cobarde que no es capaz de decirte lo que siente, un cobarde que, sin que tú te des cuenta, prefiere vivir un sólo segundo contigo antes que resignarse a una vida en la que sabe que no podrá tenerte.

Sin embargo, algo me impide poder ser libre, poder hacerte ver que me estoy envenenando bajo la ponzoña de una falsa amistad, una falsa amistad con la que escondo que mi vida te pertenece, una falta amistad con la que celebro cada uno de tus triunfos amorosos, aunque cada triunfo se convierta en un puñal incrustado en mi pecho, condenándome a morir bajo una avalancha de falsos consejos para darte, bajo todos los "Dale un beso" que realmente son un "Quiero que me beses", bajo todas las lágrimas derramadas cada vez que me dices que para ti soy sólo un gran "amigo".

Pero no puedo culparte, tú no te mereces esto. Te mereces a alguien capaz de hacer música sólo para que sonrías, alguien que juntase los continentes para que se den el beso que tú y yo nunca nos dimos, alguien capaz de reinar sobre tus emociones, convirtiéndose en el primero que te viene a la cabeza cuando despiertas y en el primero que sueñas cada noche.

No obstante, nunca fui un rey para ti. Sólo fui ese bufón convertido en tu pañuelo de lágrimas, ese apoyo que te lanzó a los brazos de otra gente sin hacerte ver que yo también tengo brazos dispuestos a abrazarte, ese al que nadie mira mientras llora desconsolado por no ser el protagonista de la escena del beso que interpretas con otros.

Por eso, sé que debo resignarme a no tenerte. Sé que debo vivir bajo el antifaz de tu amistad, aunque cada "Te quiero" que tus labios no me envían me acabe desgarrando entrañas y cada "Te quiero" que no me atrevo a enviarte se convierta en una lágrima que desfallece en mi rostro cuando tú no te das cuenta.

Por tanto, sólo tengo un último deseo, el deseo de que algún día descubras que siempre te he querido, que para mí eres tan importante que siempre estuve dispuesto a sacrificar mi felicidad con tal de que tú logres alcanzar la tuya.

Ahora me marcho, pero no quiero que llores. Si descubres esto algún día, yo estaré lejos, aceptando no tenerte, mientras que el tiempo que paso recordándote se reirá de mí, haciéndome consciente de que desperdicio mi vida al no luchar por ti, al no tener valor suficiente para dejar de vivir enjaulado, enfrentarme al mundo y esforzarme por tenerte.

Gracias por hacer que imagine contigo los mejores momentos de mi vida. Ojalá hubiera tenido valor para vivirlos.

Te querré hasta que el Sol y la Luna dejen de sobrevolar nuestros cielos.

Flautista.

Ícaro

Cuanto más cerca del Sol logro volar, mayor es el impacto de mi caída. Puede que sea mi osadía la que tenga que lamentar mientras me ha...