lunes, 27 de febrero de 2017

Inadmisible

Inadmisible,
como el niño que no acepta
quiénes son los Reyes Magos,
como aquel primer amor
que aún puede sonrojarnos,
como la película de moda
que no dirás que no te gusta.

Inconfesable,
como el secreto que creemos
que llevaremos a la tumba,
como el sueño que nos eleva
y a la vez nos derrumba,
haciéndonos querer huir
y a la vez querer quedarnos.

Así me hacen sentir, como una marioneta
que sólo sabe tropezar y perderse en las aceras.

He cometido más de mil errores,
creí que a mí me daba la vuelta el mundo
pero de noche se secaron las flores
y bajo el sol vuelvo a ser un vagabundo
que busca un sitio para pasar la noche
junto a unos labios que me hagan Demiurgo,
creador y rey en la corte de bufones
donde despierto de mi sueño profundo.

Inadmisibles fueron mis errores
e inconfesable la carga que me dieron.


Flautista

martes, 21 de febrero de 2017

Romance de ojos negros

Me capturaron sus ojos
oscuros como inviernos.

Yo no pude hacer nada,
salvo rendirme a lo eterno
de su oscura mirada,
de azabache el tormento
que sacude mi alma
en el espacio y el tiempo,
que mi aliento empaña
robando mis dulces sueños.

No hay piedad para quien mira
a esos nocturnos luceros
que iluminan a quien camina
escapando del Cerbero
con el alma malherida,
con el espíritu yerto
ante una vida vacía
donde no verán de nuevo
esa belleza escondida.

Por eso, hoy los poetas
lloran y mueren de celos
imaginando a quién miran
tus dos negros universos
devolviéndole la vida
a quien es visto por ellos.

Por eso, hoy las leyendas
hablan de orbes no tan bellos
como tu mirada al alba,
como tú eclipsando a un cielo
donde los dioses ya no mandan
y Zeus brama su lamento
si no encuentra tu mirada.

Y en el invierno del mundo
yo te escribo negros versos
contando que tuve suerte
cuando me crucé con ellos.
Cuando miraste mi cara
diste luz al firmamento
y nació en mí una llama
de unos ojos que conservo
bien grabados en mi alma.

Me capturaron sus ojos,
y aún amo sus ojos negros.


Siempre serás un motivo
para escribir romances a tu mirada.

Flautista.



lunes, 20 de febrero de 2017

Nombre

Hace poco volví a escuchar tu nombre
y fue como caer de un rascacielos.

De repente recordé lo que significaban esas letras,
las ganas de encontrarte por la mañana en el pasillo
y que por las noches me abras espacio en un colchón
que nos volviese a refugiar de la tormenta.

Volví a recordar el sonido de tus manos
mientras las mías se volvían más frías.
Intenté avanzar, superar murallas,
y me encontré escalando una montaña de imposibles.

Aún así, he aprendido que la realidad varía
según el lado del espejo desde el que se mire
y supongo que ya es demasiado tarde
para algo que antes de nacer perdió la vida.

Pero no puedo negar que de vez en cuando dueles,
que no hay punzada más aguda que tu ausencia,
que en el invierno te sigo buscando con paciencia
aunque me encuentre en un mundo al que tú no vuelves.

Y créeme, quisiera tirar al mar
todo lo que nunca pasó entre nosotros,
así como aquello que, al cerrar los ojos,
bombardea mi mente una vez más.

Supongo que eso es crecer, aprender a vivir con cicatrices,
asumir que no somos recíprocos para otra gente,
descubrir que nuestros fracasos no son diferentes
y que los sentimientos nos destruyen y nos llenan de matices.

Por eso aún sufro al cerrar la puerta,
porque no quiero guillotinar lo que podría haber sido,
pero no puedo esperar más si aún no has venido
y deseo que estés detrás cada vez que me doy la vuelta.

Hace poco volví a escuchar tu nombre
y mis ojos respondieron con un baño de lágrimas.

Siempre serás un motivo para imaginar lo que pudo pasar.

Flautista.

domingo, 12 de febrero de 2017

Frío

Y ahora, en mitad del invierno,
me doy cuenta de que siempre fuimos frío.

Cobardes,
valientes corredores que huyen de una realidad dolorosa,
como esa liebre que no acepta que gane la tortuga
a pesar de confiarse ante una vida que no controla.

Fuimos como Romeo y Julieta
si no se hubieran declarado amor eterno.
Fuimos uno sin llegar a ser completos,
como una palabra a la que no das todas las letras.

Sin embargo, no quisimos culparnos,
porque era más fácil culpar al destino,
sin darnos cuenta que el destino es como una cuerda
que usamos como excusa para ahorcarnos.

Y ahora, en nuestra propia misa de requiem,
nos dedicamos ausencias que nunca quisimos.
Fingimos estar bien y que no nos molesta
mientras recogemos pedazos que como migas de pan perdimos.

Pero nadie puede salvarnos
por negarnos a admitir nuestro peligro.
"Son cosas que pasan" nos mentimos
y sonreímos por fuera mientras por dentro lloramos.

De este modo, seguimos caminando,
igual que Pinocho cuando quería creer que era un niño,
pero aparentamos que no nos importa
mientras cada día nuestro espíritu se va helando.

Por eso, no podemos culpar al invierno
de los errores que hoy cometimos.
No nos afecta el invierno,
pues antes de él nosotros ya fuimos frío.

miércoles, 1 de febrero de 2017

Cuaderno

Cuando nadie estaba mirando
volvió a escribir en su cuaderno.

Nunca le había dolido tanto
clavar sus ojos en papel muerto
mientras le temblaban las manos,
pues tenía mucho que contar
aunque nadie quisiera verlo.

Por eso, a escondidas, bajo las sábanas
escribía letras que gritaba al cielo
para que, al despertar por la mañana,
le dieran de lleno aquellos labios
que imaginaba en su ventana.

Aquel mar de tinta escondía sus deseos
como una confesión que le haría arder en la pira,
como una procesión que nadie observaría,
pues siempre el mayor dolor se maquilla con gran silencio.

Y las máscaras de orgullo serían las portadas del cuaderno,
dándole a entender al mundo que dentro no esconde nada,
que no ha vuelto a llorar por aquello que extrañaba
y que no ha vuelto a arrepentirse de escribir aquellos versos.

Cuando nadie estaba mirando
volvió a escribir en su cuaderno
y nadie se atrevió a leer
lo que su alma sangraba.

Ícaro

Cuanto más cerca del Sol logro volar, mayor es el impacto de mi caída. Puede que sea mi osadía la que tenga que lamentar mientras me ha...