sábado, 13 de julio de 2013

La fábula del manzano

Hace mucho tiempo, crecía un manzano mágico en el patio de una hermosa joven. El árbol parecía fuerte y robusto, pero había un gran problema que le atormentaba: Aunque el manzano estaba perdidamente enamorado de la joven, ésta no era capaz de percibirlo, pues sólo le veía como un árbol. 

Por este motivo el manzano se empezó a desesperar. Él sólo quería llamar la atención de la joven, hacerla feliz, demostrar que era más que un simple árbol y que, si ella se lo permitía, acompañaría a la joven hasta el fin de sus días. 

Por tanto, un día habló con uno de los gorriones de su copa para pedirle consejo. El pájaro, que presumía de conocer bien a los humanos, le dijo lo siguiente: 
<<Si quieres enamorar a la joven, tienes que demostrar que eres el mejor. Impresiónala, muestra todo lo que vales y ofrécele todas las cosas buenas que le puedes regalar. Ella lo acabará apreciando y siempre querrá estar contigo.>>
A raíz de ese consejo, el árbol se esmeró para cumplir todos los deseos de la joven de la mejor manera posible, ofreciéndole las manzanas más sabrosas de todo el reino y regalándole sombra en las cálidas tardes de verano. Sin embargo, la joven seguía sin ver las intenciones del árbol, sin entender lo que éste sentía. Por tanto, el árbol acabó enfermando ante un amor no correspondido y, cuando quiso darse cuenta, la joven lo mandó talar e hizo leña de él para poder pasar el invierno.

No obstante, desde que el manzano fue talado, en el cielo creció una nube con forma de árbol. Esta nube siempre se podía ver desde el patio de la joven y, a los que conocemos la historia, nos recuerda que hay amores que nunca podremos alcanzar, que no todo el mundo sabrá valorarnos como realmente merecemos y que, por mucho daño que nos hagan, siempre tendremos a alguien a quien no dejaremos de querer.



El amor es poderoso y no atiende a razones.

Flautista.

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