viernes, 23 de agosto de 2013

El canto de la marioneta.

Ha pasado mucho tiempo desde que descubrí que mi vida no me pertenece, que la batalla está perdida, que mi corazón se entregó a ti mucho antes de comenzar esta guerra contra mis propios sentimientos.

Desde hace varias noches el viento me grita que mi alma es tuya, que por ti nacen las canciones, que a ti vuelan mis versos y que en ti se encuentra el perfume de los sentimientos que nunca alcanzaron mi cuerpo vacío, un cuerpo inerte que ama sin ser correspondido.

Así, como una marioneta de mis pasiones, me doy cuenta de que mi mundo conspira para regalarte su luz cada mañana, para que el viento acaricie tu rostro mientras yo muero de celos al saber que no seré quien seque tus lágrimas, que no descubriré a qué sabe una vida contigo.

Por ese motivo mi alma llora desgarrada, porque cada lágrima que derrama nace de un beso que no te di mientras mis latidos cuentan las noches que no pude regalarte, los días que estoy condenado a vivir sin tenerte. Y yo, escondido bajo la armadura de mi sonrisa, me rompo por dentro en un mundo que deja de tener sentido si no lo disfruto contigo, un mundo en el que las canciones se convierten en ruido si tú no las escuchas, en el que muero perdido al no poder encontrarme en los rincones de tu cuerpo.

De todos modos, no quiero perder la esperanza, quiero tomar esto como una prueba en vez de considerar que es un castigo. Es la única forma de dar sentido a una vida que no puedo entregarte, a una existencia que me apuñala si no estás conmigo. Así, mientras mi cuerpo se desafina, mi alma entona el réquiem de un sueño que no viví contigo, invitando a un poeta loco a escribir el guión de nuestra historia, una elegía que hará llorar al cielo cuando logre encontrarte a mi lado, cuando nos tiñamos de primavera, cuando seamos un sólo cuerpo en el que se fusionen las mitades que crecieron por separado.

Siempre serás un motivo para no rendirse: El espectáculo debe continuar.

Te querré hasta que se cierre el telón de nuestra existencia.


Flautista.



domingo, 18 de agosto de 2013

Carta de disculpa

Si algo duele de mi pasado es saber que no estarás en mi futuro.

El sol sigue girando, los días siguen viniendo para desafiarnos, para recordar todo aquello que no tenemos y alimentarse del sufrimiento que produce tu ausencia. Son muchos los corazones rotos que se resignan a una vida infeliz, a una vida a media luz en la que el alma llore en silencio, pero hace tiempo que me cansé del vino de las ilusiones, de soñar un futuro que murió antes de nacer.

Por eso escribo esta carta, porque me niego a ser el juguete roto que nunca logró impresionarte, porque no es justo darte mi vida si ya estoy muerto en cada verso que te escribo, porque el espacio y el tiempo sólo son soldados que intentan desafiar a este sentimiento que anidó en mi corazón para florecer como el secreto que siempre deseé contarte.

Nunca te diste cuenta, pero siempre fuiste el fuego que jugó a iluminar mis días de lluvia, la nieve del beso que no me diste, del deshielo desafinado que nunca llegó a nosotros, pues jamás llegamos a encontrarnos y acabamos llorando un invierno disfrazado de infierno para nosotros.

Sin embargo, aunque sé que es tarde, mi corazón cobarde sigue gritando por todo lo que no supo entregarte, por el reino que mereces y no tuve el valor de construir para ti, por ser la única estrella del cielo capaz de alumbrar mis noches y por haber sido el sol que, sin darse cuenta, logró alumbrar el camino de mis días.

Y ahora, paradójicamente, lloro por lo que nunca he tenido, por el valor que no llegó para regalarte el cielo, por las canciones que no te hice, por los besos que no vinieron, y lloro por ser un cobarde que se conformó con ser tu amigo porque tenía miedo de que huyeras lejos.

Por tanto, me despido pidiéndote disculpas, pues siento todo el amor que nunca llegué a mostrarte, todos los momentos que quise regalarte y se ahogaron en el tintero de los sueños. De ahí cojo las fuerzas para escribirte esta carta, para pedir perdón por una vida de ensueño en la que desperté sin atreverme a vivirla contigo.


Siempre serás un motivo para envidiar al cielo que te cobija.

Te querré mientras viva, te querré hasta morir queriendo.


Flautista.



lunes, 12 de agosto de 2013

Resistencia

Ha pasado mucho tiempo
desde que pude sentir
que yo a ti te pertenezco,
que yo respiro por ti.

Nunca tuve tu perfume,
nunca te pude alcanzar.
Esa fue la gran condena
que aún hoy debo pagar.

Mas no puedo retenerte,
sé que no eres para mí.
Créeme si te digo "Duele".
Si no estás quiero morir.

Sé que yo debo ser fuerte,
arriesgarme con valor
para tentar a la suerte y
teñir amistad de amor.

Yo no pierdo la esperanza,
yo no la quiero perder.
Si la muerte a mí me alcanza
en otra vida buscaré
formas de darte mi alma,
cómo a tu lado volver,
regalarte cada mañana
sol de un nuevo amanecer,
poner en tus pies la Luna
y las estrellas también.
Mi alma siempre ha sido tuya,
si sonríes, sonreiré;
déjame estar a tu lado:
sólo así feliz seré.


<<Sé que resistiré el tormento de no tenerte. No importa el daño que haga tu ausencia, pues todo merecerá la pena si algún día logro encontrarte.>>

Te querré hasta que logre entregarte mi vida.


Flautista.

martes, 6 de agosto de 2013

En tierra de nadie...

No lloraré esta noche
batallas que están perdidas,
no podré llorarlas siendo
soldado que no luchó
por mantenerte a mi lado, 
por que viéramos el sol. 

Me entregué a un deseo cobarde,
a un amor que no nació. 
Debí decirte que mi arte
florece versos contigo
y en tus besos muero yo.

Y ahora, en tierra de nadie, 
lloro lo que no te di,
lo que quise regalarte,
y nunca pudo salir.

Lamentando la condena
de vivir sin verte aquí,
quise asesinar al tiempo
que contigo yo no compartí,
pero mi alma estaba presa
en la cárcel de vivir
con un amor que duele y pesa,
que no voló de ti hasta mí.

Mas de nada ya me sirve
lamentar mi rendición, 
borracho de tu ausencia
soy cobarde, un traidor, 
que no tuvo la decencia
de decirte sin pudor
que, por ti, mi vida es plena, 
que, sin ti, nunca soy yo
alguien que valga la pena, 
alguien que viva un amor
correspondido, que me premia
con sentir siempre tu calor,
y ahora mi vida está muerta: 
se rompió el cielo con tu adiós.  

Pero en el fin de mi alma rota 
te deseo que seas feliz. 
Fuiste mi luna, mi gran estrella,
y ahora en mi mundo es de noche,
pues ya no te tengo aquí. 

Y ahora, en tierra de nadie, 
lloro lo que no te di, 
lo que quise regalarte
y nunca pudo salir. 



Siempre serás un motivo para querer cambiar el pasado. 

Te querré aunque no me atreva a decirlo. 

Flautista.


sábado, 3 de agosto de 2013

La visita del tiempo...

Esta noche vino el Tiempo para reírse de los segundos que se me clavan al no tenerte, para recordarme que lloro tu ausencia mientras la lluvia me deja seco, que el fuego no me quema, pues nada siento si no estás conmigo, y que sólo soy arena, pues sin ti viví con un corazón marchito.

Esta noche vino el Tiempo para decirme que mi existencia se ha desafinado, que no sirve vivir si no puedo regalarte mis latidos, si mi vida me condena a echarte de menos desde antes de que vengas, a morir en vida dentro de un mundo que jamás podrás iluminarme, a caminar bajo la oscuridad de un amor no correspondido.

Esta noche vino el Tiempo para borrarme el camino hasta tu pelo, para decirme que no habrá luces esperándome en tu portal, que no encontraré forma de abandonar esta pesadilla y despertar en ti cada mañana, pues naciste entre mis sueños, pero nunca volaste para crear una realidad conmigo. 

Esta noche vino el Tiempo para cantarme un réquiem infinito, el réquiem de un corazón que muere por no perderse entre tus dedos, por no hacer música con tu cuerpo, por teñirse de gris siendo víctima del tormento, por asesinar un sentimiento antes de que haya nacido. 

Esta noche vino el Tiempo para bailar por los desamparados, por los que vivimos con corazones rotos, por los que nos resignamos a una amistad que nos mantiene agonizantes, por los que preferimos ser llamados "amigo" antes de ser abandonados bajo un sentimiento que no escogimos, bajo un amor que no pedimos y que se convirtió en víctima y verdugo de las pasiones que nos mantienen vivos. 

Esta noche vino el Tiempo para pedirme que me rinda, pero le dije que siempre te estaré esperando. 

Siempre fuiste un motivo para desafiar al Tiempo. 

Te querré hasta que se pare el mundo.

Flautista. 

jueves, 1 de agosto de 2013

No hay colores...

No hay colores para plasmar los sentimientos de un corazón que sufre, un corazón congelado en el invierno, un corazón que desafinado sigue latiendo, pero nunca estuvo vivo, pues por ti murió hace tiempo.

No hay colores para teñir los pedazos de un alma rota, de un tímido deseo que nunca compartí contigo, de las señales que te mandé y que nunca recibiste, pues mi falsa sonrisa ocultaba la lluvia y el fuego que arrasan mi cuerpo triste.

No hay colores para reducir la distancia que nos separa, los kilómetros que oscurecen el mundo cuando no te veo, haciendo que cada día sin ti sea un día de lluvia mientras yo muero de sed soñando que algún día miramos el mismo cielo, soñando que estás conmigo, aunque al despertar veo que nunca has venido.

No hay colores para desafiar al tiempo, para hacerle ver que te sigo esperando, para hacerte ver que no me importa nada, mientras suplico al viento que me muestre el camino para llegar a ti, pues todo camino es corto cuando te conviertes en el mejor de los destinos.

No hay colores que me hagan olvidarte, que logren destruir los sentimientos que me dañan, que curen a los poetas de su locura, que hagan alegres a las canciones de nuestra historia, que permitan que nuestro futuro juntos no sea transparente, incierto, inexistente.

No hay colores que me hagan feliz en este mundo, y tú has llegado como el mayor de los arcoiris.

Siempre serás un motivo para dar color a mi vida.

Flautista.

Ícaro

Cuanto más cerca del Sol logro volar, mayor es el impacto de mi caída. Puede que sea mi osadía la que tenga que lamentar mientras me ha...