jueves, 7 de septiembre de 2017

Monstruo

Me he convertido en el monstruo que nunca quise ser.

Mis pezuñas tiemblan por abandonar lo que soñé,
mis débiles patas me sostienen mientras intento huir de mí,
en mi cola viven las moscas que el Diablo no mata,
y mi vientre vacío ruge por miedo a lo que abandoné.

Mis brazos son las personas a las que extraño sin admitirlo,
mis garras, mi orgullo, que me hieren a mí y a quien se acerque.
Mis alas están rotas, son las alas de la muerte
que mataron todo aquello que algún día quise ser.

En mi cabeza no hay cuernos, nadie me los quiso poner.
Mi lengua viperina dice que soy feliz, pero miente,
mi hocico me permite oler una vida que no me es suficiente,
y mis ojos frente al espejo me muestran como no me quiero ver.

Me he convertido en el monstruo que nunca quise ser
y ahora soy el mayor de mis miedos.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Academia

Hoy, sin quererlo, me dejaste a oscuras,
y sonreí como hace la Luna
cuando se eclipsa observando a la Tierra
mientras ésta le tapa el Sol.

Al verte por la calle estallé en mil supernovas
y, sin que tú te dieras cuenta,
me derrumbé y me reconstruíste
mientras a mí llegó la primavera
con el verde fuego de tus ojos.

Y yo, como un verano que termina,
reaccioné tímidamente
apagándome un silencioso invierno
que no quiso extinguirme
por observar cómo me iluminabas.

Pero volví a dejarte escapar
mientras Madrid te devoraba
como el más fiero de los monstruos,
recordándome que cada día estás cerca
y cada noche estás más lejos.

Y maldigo a la llama de mi cobardía,
a la vela que me mantiene tenue
pero no se apaga para seguir buscándote,
porque cada vez que te pienso de noche
no me asusta estar a oscuras.

Por eso, seguiré buscando,
porque Madrid es un laberinto de monstruos y minotauros,
pero sé que Acuario es el regalo
de quien se guía por cantos de sirena
soñando con ser feliz al volver a casa.

Aprenderé qué hacer para encontrarte,
aunque no me atreva a entrar a la Academia
que cada día me enseña a estar un poco más vivo.


martes, 5 de septiembre de 2017

Charcos

Te buscó en los charcos
soñando con encontrarte
cuando la ciudad y sus muros
aceptasen liberarte en su cama.

Te buscó en los charcos
porque vivió con la mala suerte
de no pintarte amaneceres
con sus dedos en tu espalda.

Te buscó en los charcos,
pues no te vio bajo tu ropa
cada noche que, a solas,
soñó con que aparecieses.

Te buscó en los charcos
mientras Madrid se reía,
mientras andaba cada día
soñando con poder cruzaros.

Te buscó en los charcos
y, casi sin quererlo,
te acabó encontrando en sus lágrimas.


Flautista.

Ícaro

Cuanto más cerca del Sol logro volar, mayor es el impacto de mi caída. Puede que sea mi osadía la que tenga que lamentar mientras me ha...