Inadmisible,
como el niño que no acepta
quiénes son los Reyes Magos,
como aquel primer amor
que aún puede sonrojarnos,
como la película de moda
que no dirás que no te gusta.
Inconfesable,
como el secreto que creemos
que llevaremos a la tumba,
como el sueño que nos eleva
y a la vez nos derrumba,
haciéndonos querer huir
y a la vez querer quedarnos.
Así me hacen sentir, como una marioneta
que sólo sabe tropezar y perderse en las aceras.
He cometido más de mil errores,
creí que a mí me daba la vuelta el mundo
pero de noche se secaron las flores
y bajo el sol vuelvo a ser un vagabundo
que busca un sitio para pasar la noche
junto a unos labios que me hagan Demiurgo,
creador y rey en la corte de bufones
donde despierto de mi sueño profundo.
Inadmisibles fueron mis errores
e inconfesable la carga que me dieron.
Flautista
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