Me capturaron sus ojos
oscuros como inviernos.
Yo no pude hacer nada,
salvo rendirme a lo eterno
de su oscura mirada,
de azabache el tormento
que sacude mi alma
en el espacio y el tiempo,
que mi aliento empaña
robando mis dulces sueños.
No hay piedad para quien mira
a esos nocturnos luceros
que iluminan a quien camina
escapando del Cerbero
con el alma malherida,
con el espíritu yerto
ante una vida vacía
donde no verán de nuevo
esa belleza escondida.
Por eso, hoy los poetas
lloran y mueren de celos
imaginando a quién miran
tus dos negros universos
devolviéndole la vida
a quien es visto por ellos.
Por eso, hoy las leyendas
hablan de orbes no tan bellos
como tu mirada al alba,
como tú eclipsando a un cielo
donde los dioses ya no mandan
y Zeus brama su lamento
si no encuentra tu mirada.
Y en el invierno del mundo
yo te escribo negros versos
contando que tuve suerte
cuando me crucé con ellos.
Cuando miraste mi cara
diste luz al firmamento
y nació en mí una llama
de unos ojos que conservo
bien grabados en mi alma.
Me capturaron sus ojos,
y aún amo sus ojos negros.
Siempre serás un motivo
para escribir romances a tu mirada.
Flautista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario