lunes, 1 de julio de 2013

El silencio de una noche de verano...

En el silencio de una noche de verano escucho a mi alma gritando que te echa de menos. Nada puede callarla, pues no hay mayor dolor que el de un corazón que sufre, que se muere por regalarte cada latido, aunque no tengas la menor idea de que eres tú quien hace que siga latiendo.

En el silencio de una noche de verano se escuchan a mis lágrimas suicidas, cantando a un amor que nunca me atreví a entregarte, recitando los versos que creaste en mi cabeza, ofreciendo al mundo un amor que se ahoga en el salado mar de la cobardía.

En el silencio de una noche de verano se aprecia el vuelo de mi ilusión por seguir buscándote, la huida de mi cuerpo mientras agoniza por no fusionarse con el tuyo, mientras intenta escapar de la estela que deja el miedo al rechazo, a que no comprendas la falta que me haces y a que puedas destruirme cuando descubras que mi vida te pertenece.

En el silencio de una noche de verano pido al cielo que llegues pronto, que vengas un día diciendo que no quieres marcharte, que te conviertas en el motor que hace seguir girando a mi mundo, en el piano que armonice las pasiones de mi alma, en los amaneceres acompañados, en las noches compartidas, donde nada importe fuera de la habitación en la que nos encontremos cuando el sol no nos mire.

En el silencio de una noche de verano intentaré que llueva el valor que necesito, que algún día logre enfrentarme a mis propios sentimientos, que te cuente lo que oculto, que deje de estar muerto y por ti vuelva a nacer para entregarte mi cuerpo, haciendo que los dos volemos lejos y nadie pueda encontrarnos.

Gracias por ser mi sueño de una noche de verano.

Te querré siempre.

Flautista.

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