- Deseo ser desentrañable. - Le respondí. - Desentrañable, sin duda.
- Curiosa respuesta, miau. - Contestó el felino. - ¿Por qué?
- No lo sé.
- Lo volveré a preguntar, miau : ¿Por qué?
- Porque estoy cansado de mis malas decisiones, de fingir que no me importan las cosas que me duelen. Estoy cansado de los lunes sin cafés que me animen, y de los viernes que nacen y mueren sin el deseo de ser compartidos. Estoy cansado de no comprender el destino, de las opiniones que nos callamos. Estoy cansado de sentir que echar de menos es un crimen, de escudarme bajo un orgullo lleno de pinchos. Estoy cansado de no mostrarme, de estar esquivo en los pasillos, de avergonzarme de sentir y de ser castigado por lo que siento. Estoy cansado de ocultar lamentos, de vivir en una coraza, de fingir que nada importa y estar muriéndome por dentro.
- Entonces te vuelvo a preguntar, miau: ¿Por qué?
- Quiero ser desentrañable para que me arranques mis miedos de las entrañas.
Siempre habrá un motivo por el que ser desentrañable.
Flautista.
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