que me recoges del suelo solo con estar cerca,
que en las noches de invierno te busco en la tormenta
y en la primavera despierto soñando que estás conmigo.
A ti, que me elevas del suelo con los pies en la tierra
y en la teta esbelta del tiempo siempre me das cobijo.
A ti que me haces grande cada vez que te miro
y me pierdo en tus ojos para encontrar mi alma muerta.
Solo a ti te dedico estas estrofas,
versos que ocultan el amor de un poeta,
el vals del secreto a voces, de un café muerto a medias,
del lienzo de tu espalda donde me traga la tierra.
A ti, que me haces fuerte sin llegar a saberlo,
que me regalas notas de un piano perdido,
que como viento del norte me haces sentir vivo
y me permites llenar de colores este cielo cautivo.
A ti, que me destruyes cuando te marchas
para reconstruirme cada vez que te veo,
que me regeneras de cenizas, me haces volar del fuego
y cada vez que te pierdo vuelvo a morir en escarcha.
Solo a ti te dedico estas estrofas,
versos que, entre líneas, son amores no natos,
marcha fúnebre de quien te quiere sin lograr confesarlo
y rapsodia de un mundo que por ti sigue girando.
A ti, y solo a ti:
Gracias.
Siempre serás un motivo para describirte en poesías.
Flautista.
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