Al caminar me doy cuenta
de mi soledad ficticia,
de la teatralidad de mis pasos,
de la multitud marchita
en la que escondo mis ilusiones,
en la que mi alma grita
buscando nuevos rincones
donde encontrarse perdida,
donde no dar explicaciones
sobre el crimen no cometido
al caminar en la cuerda floja
de amores no correspondidos.
Al caminar me doy cuenta
de que la Tierra no es plana.
Mi vida tampoco, y caigo
en la triste espiral mundana
de quien espera lo que no consigue,
de quien sueña lo que no hay logrado
y no hay castigo más triste
que sentir vivir equivocado
esperando a un destino humilde
por sentirse rechazado
ante un cielo, ante unos labios
que el paraíso le han negado
a quien fuera del Edén
en el infierno está condenado.
Aún así, es mejor caminar,
solo, perdido en un mundo negro,
pues tras mucho deambular
puedes despertar del sueño,
de la pesadilla de no lograr
lo que todos merecemos:
alguien para celebrar triunfos,
para que los fracasos duelan menos,
para poder volar sin alas
y al fin sentirnos completos
en un mundo de mil piezas
donde el puzzle parece hecho.
Por eso ahora quiero esperar,
ver a dónde me llevan mis pasos,
pues solamente al caminar
logramos seguir avanzando.
El origen de todo está en ti,
también el destino que sigo esperando,
pero ahora debo encontrar
el trayecto que sigo buscando
para poderte alcanzar,
para sentir que lo he logrado
cuando de noche te pueda soñar
y de día te tenga a mi lado.
Siempre serás un motivo para querer dar el siguiente paso.
Flautista.
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