batallas que están perdidas,
no podré llorarlas siendo
soldado que no luchó
por mantenerte a mi lado,
por que viéramos el sol.
Me entregué a un deseo cobarde,
a un amor que no nació.
Debí decirte que mi arte
florece versos contigo
y en tus besos muero yo.
Y ahora, en tierra de nadie,
lloro lo que no te di,
lo que quise regalarte,
y nunca pudo salir.
Lamentando la condena
de vivir sin verte aquí,
quise asesinar al tiempo
que contigo yo no compartí,
pero mi alma estaba presa
en la cárcel de vivir
con un amor que duele y pesa,
que no voló de ti hasta mí.
Mas de nada ya me sirve
lamentar mi rendición,
borracho de tu ausencia
soy cobarde, un traidor,
que no tuvo la decencia
de decirte sin pudor
que, por ti, mi vida es plena,
que, sin ti, nunca soy yo
alguien que valga la pena,
alguien que viva un amor
correspondido, que me premia
con sentir siempre tu calor,
y ahora mi vida está muerta:
se rompió el cielo con tu adiós.
Pero en el fin de mi alma rota
te deseo que seas feliz.
Fuiste mi luna, mi gran estrella,
y ahora en mi mundo es de noche,
pues ya no te tengo aquí.
Y ahora, en tierra de nadie,
lloro lo que no te di,
lo que quise regalarte
y nunca pudo salir.
Siempre serás un motivo para querer cambiar el pasado.
Te querré aunque no me atreva a decirlo.
Flautista.
En una palabra; mágico
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