domingo, 18 de agosto de 2013

Carta de disculpa

Si algo duele de mi pasado es saber que no estarás en mi futuro.

El sol sigue girando, los días siguen viniendo para desafiarnos, para recordar todo aquello que no tenemos y alimentarse del sufrimiento que produce tu ausencia. Son muchos los corazones rotos que se resignan a una vida infeliz, a una vida a media luz en la que el alma llore en silencio, pero hace tiempo que me cansé del vino de las ilusiones, de soñar un futuro que murió antes de nacer.

Por eso escribo esta carta, porque me niego a ser el juguete roto que nunca logró impresionarte, porque no es justo darte mi vida si ya estoy muerto en cada verso que te escribo, porque el espacio y el tiempo sólo son soldados que intentan desafiar a este sentimiento que anidó en mi corazón para florecer como el secreto que siempre deseé contarte.

Nunca te diste cuenta, pero siempre fuiste el fuego que jugó a iluminar mis días de lluvia, la nieve del beso que no me diste, del deshielo desafinado que nunca llegó a nosotros, pues jamás llegamos a encontrarnos y acabamos llorando un invierno disfrazado de infierno para nosotros.

Sin embargo, aunque sé que es tarde, mi corazón cobarde sigue gritando por todo lo que no supo entregarte, por el reino que mereces y no tuve el valor de construir para ti, por ser la única estrella del cielo capaz de alumbrar mis noches y por haber sido el sol que, sin darse cuenta, logró alumbrar el camino de mis días.

Y ahora, paradójicamente, lloro por lo que nunca he tenido, por el valor que no llegó para regalarte el cielo, por las canciones que no te hice, por los besos que no vinieron, y lloro por ser un cobarde que se conformó con ser tu amigo porque tenía miedo de que huyeras lejos.

Por tanto, me despido pidiéndote disculpas, pues siento todo el amor que nunca llegué a mostrarte, todos los momentos que quise regalarte y se ahogaron en el tintero de los sueños. De ahí cojo las fuerzas para escribirte esta carta, para pedir perdón por una vida de ensueño en la que desperté sin atreverme a vivirla contigo.


Siempre serás un motivo para envidiar al cielo que te cobija.

Te querré mientras viva, te querré hasta morir queriendo.


Flautista.



1 comentario:

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