miércoles, 5 de julio de 2017

La historia de un amor que murió antes de nacer

Ojalá existiera un mundo
en el que robarte un beso.

Hoy yo sólo pido eso
a unos dioses que me niegan
ser feliz y me condenan
a mirarte desde lejos,
a que no me eches de menos
y yo me muera de pena
cada vez que no estás cerca,
cada vez que no te tengo.

Pues no hay peor castigo
que el de amar sin ser amado
para quien da demasiado,
¡ni que eso fuera un crimen!

Busco la felicidad
que encuentras en otra gente,
pero nunca es suficiente:
sólo encuentro caridad
y no consigo olvidar
que por ti sigo latiendo
y si no salgo corriendo
es por la necesidad
de quererte sin quererlo,
pues me moriré sabiendo
que no te podré alcanzar.

Y te buscaré otra vez
en los labios de otra gente,
en besos que doy ausente
y no me dejan avanzar.

Y te buscaré otra vez,
y moriré por tu calor.
¿Será culpa de este amor
que no logro contener?

Y te buscaré otra vez,
pues me mata este dolor,
esta historia de un amor
que murió antes de nacer.

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