Triste castigo el que sufre
quien recuerda amores nonatos,
muertos sin ser confesados
por no ver cómo interrumpen
a quien hoy los ha ocultado.
Fantasmas del pasado ríen,
me acompañan cada noche,
recuerdan que fui un fantoche
que nunca supo ser amado
por quien como un ángel vive
oculto, sin ser encontrado
por este poeta maldito
que con las entrañas vacías vive,
encontrando fuerza y declive
en soñar que estás a su lado.
A pesar de todo me haces fuerte,
como la oscuridad enriquece
a las teclas blancas del piano,
mas cada noche duermo llorando
por vivir y no tenerte,
y al cielo agradezco conocerte
sin que me hayas abandonado.
No puedo ofrecerte mucho,
pero de mí todo te has ganado.
Sólo espero que algún día,
si me permiten las estrellas,
pueda bailar con quien me llena
ante un destino afortunado,
vivir con quien crecí queriendo,
soñar que estás a mi lado
y despertarme sonriendo
si en mi cama te has quedado.
Me bastaría con una noche,
para ser feliz eternamente,
aunque la mayor de mis suertes
es poder ser agraciado
con verte en mis amaneceres
y reencontrarte en el ocaso.
Gracias por aflorar en mí
sentimientos que creía prohibidos.
Flautista
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