me cuesta mucho ser sincero.
Sé que no puedo alejarme.
Tú no sabes que te quiero.
Ya no salen las palabras,
Sé que no puedo alejarme.
Tú no sabes que te quiero.
Ya no salen las palabras,
de nada sirve admitir
que diste color al cielo
que cubre a este hombre gris.
Ya no me sirve soñarte,
tampoco me sé comportar.
Te vuelves de hielo al tocarme
y el mundo deja de girar.
No te culpo, no me engañas,
yo siempre quise ser más
que el amigo que acompaña
sin pasar de la amistad.
Siempre quise demostrarte
que mi vida contigo es más
y, vacío cual marioneta,
busco tu aire al respirar.
Solo estoy entre la gente,
nada tengo que entregar.
Sin ti, la vida es muerte,
sin ti, quiero reiniciar.
Debo enfrentar al destino,
rendirme a la soledad,
a que tus labios no son míos.
Sé que nunca lo serán.
No seré con quien despiertes,
ni con quien te dormirás.
Yo nunca tendré esa suerte.
Sólo te podré soñar.
Pero sé que nada de esto
tú jamás descubrirás.
Seré el amigo que sonríe
con un secreto que ocultar.
«Siempre serás un motivo para mantener la boca cerrada y las manos abiertas, para escribirte versos que no me atrevo a leer, para esperar, imaginar vidas en las que nos encontremos y morir en sueños que nos permiten despertar juntos.
Siempre serás un motivo para creer en mundos mejores, mundos en los que logre alcanzarte, en los que tus ojos muestren la chispa que encendiste tiempo atrás en los míos, en los que ilumines mi vida y siempre quiera seguirte buscando, pues prefiero vivir un segundo contigo a una eternidad en la oscuridad de tu ausencia.
Siempre serás un motivo para seguirte esperando, y, lo más importante, siempre serás un motivo para desear que descubras todo lo que no me atrevo a contarte...»
Flautista.
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