sábado, 14 de diciembre de 2013

Sin que tú te enteres...

Sin que tú te enteres
inicio por ti una Cruzada,
camino en la noche manchada
de sueños que nunca cumplí.
Sin que tú te enteres,
yo voy desnudando al destino,
al miedo de vivir contigo
vidas que sin ti se derraman.

El vino de los sueños
en nuestra mente graba
un futuro maldito
si para ti no soy nada.
No encuentro la manera
de amainar este tormento
en el que yo, barco de vela
sin ti, siento que no hay viento.
Acordes inconclusos
cuartetos que me narran
preludios hoy confusos,
cuerdas que caen desgarradas.
En mi mundo me haces falta,
si no estás se me cae el cielo,
si tú me das la espalda
en este bosque yo me pierdo.

Quise rogar al viento
que me muestre sus cartas,
que juegue al escondite
y nos encuentre hoy en tu cama.
Quise rogar al tiempo
que no nos haga falta
luchar cien mil veranos
para que tu estés mañana
pintada en este lienzo,
tú, mi musa soñada,
yo bufón en tu reino
y tú la reina de mi alma
perdiendo nuestros cuerpos
en besos que delatan
que sin ti vivo en guerra,
que no hay paz si tu te marchas.

Sin que tú te enteres
me invento una historia contigo,
un verso que nunca has leído,
tormentas que nunca se calman.
Sin que tú te enteres
me esfuerzo intentando estar vivo,
buscándote en ese pasillo,
de la vida que hoy nos separa.

En esta guerra interna
soy el campo de batalla,
soy la víctima que llora;
sin ti, la vida son balas.
Me pongo una careta
para ocultar mis sentimientos,
en mi baile de sonrisas
"Buenos días" es un "te quiero".
Y tú no has descubierto
la mentira que me daña,
duele llamar amiga
a la dueña de mi alma.
Por eso si sonrío
sé que debes preocuparte,
pues todo en este mundo
siempre quise regalarte.

Y ahora me lamento,
de siempre haberte ocultado
que eres tú por la que sufro,
por la que nunca he luchado,
pues siempre tuve miedo,
de que huyeras de mi vida,
pero en esta triste historia
eres tú la protagonista,
la voz que a mí me calma,
el grito del silencio,
el mayor de los motivos
de tener celos del viento,
viento que te acaricia
al despertar por las mañanas,
lágrimas que se suicidan
para no decirte nada,
por ocultar mis sentimientos
y sonreír como un idiota
mientras te regalo versos
y te pienso en cada nota.

Sin embargo,
parece que ya has escogido,
otro príncipe hay en tu camino,
y contra eso no puedo hacer nada.
Sin que tú te enteres,
te esperaré hoy en este pasillo,
buscando el café del domingo,
y despertando otro martes sin nada...




Siempre serás un motivo para quererte por sorpresa

Flautista


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