Clavó su mirada al fuego
de la chimenea encendida.
Quería abandonar el juego
y terminar la partida
sin decir nada a nadie,
omitiendo despedidas
para lograr que su alma
se entregue al tiempo dormida
y ya no seguir luchando,
y ya no coser heridas,
sólo descansar de todo,
que en esta vida maldita
bailamos con cicatrices
hasta el fin de nuestros días.
Y no merece la pena
vivir siempre peleando
por futuros que no llegan.
Si el tiempo se va marchando
la vida ya nos condena
y nos vamos marchitando
como flores que se secan,
sin llegar a preocuparnos
por las cosas que nos llenan,
por las buenas compañías,
por aquellos que nos dejan
y lo que no les decimos
al abandonar la mesa.
Y mientras, el tiempo pasa,
se marcha y no regresa.
Siempre serás alguien con quien quiera pasar mi tiempo.
Flautista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario