miércoles, 28 de octubre de 2015

Nada que ofrecer

Como una vela gastada en invierno,
como un río de agua escarchada
permanezco vacío, inerte, sin sueños,
y siento que no puedo ofrecerte nada.

Como un niño sin noche de Reyes,
como una canción que ya has escuchado,
nada te aporto, no te sorprendo
pero juro que siempre lo estuve intentando.

Me volqué en ofrecerte lo que no te interesa,
moví cielo y tierra por tenerte conmigo
mas no puedo alcanzar mi deseo escondido
y estrellado en el suelo pongo los pies en la tierra.

Yo, invisible a tus ojos; tú, inalcanzable a los míos,
como oasis en este desierto de cemento.
No sé acercarme o mostrarte qué siento
y ahora estoy muerto por quien quiero estar vivo.

La gente pregunta y juzga sin comprender.
Yo permanezco callado, cobarde, oculto y quieto,
disimulando mientras sufro por algo que lamento:
por no poder alcanzarte, no tener nada que ofrecer.

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