Hace poco soñé que volvía a escribirte poemas,
y no sabía qué podría contarte.
¿Para qué serviría? ¿Qué podría mostrarte?
Nunca observarías lo que mi alma te enseña.
Hace poco recordé haberte escrito poemas,
abrirme en canal y desentrañarme,
contarte que habías logrado enamorarme
y al no corresponderme llenarme de penas.
Por eso, desde entonces no escribo poesía,
porque en mí no clavas tu pupila azul,
porque a oscuras me quedo, no hay luz aún,
y, ángel de amor, la luna clara no brilla.
Puede que tal vez no deba escribirte poemas,
que nadie sepa que quise contarte lo que nunca dije,
que nadie me vea sentir aquello que siempre maldije
y así sea más fácil ocultar mi tormenta.
Siempre serás un motivo para no escribirte poemas.
Flautista
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